SORPRENDIDO POR EL SUFRIMIENTO
Aparentemente, el sufrimiento a menudo nos toma por sorpresa. Un día gozamos de salud, comodidad, y felicidad. Al siguiente, nos encontramos enfermos o heridos, batallando, y consternados. El dolor que invade nuestras vidas puede provenir de nuestro propio sufrimiento o el de una persona amada. Pero independientemente del origen, nunca lo vimos venir. Demasiado a menudo, nuestra perplejidad nos induce a sospechar que Dios es el malhechor.
Gs.
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